Parejas narcisistas: ¿no eres tú, soy yo?
por Lic. Graciela Porto MN 68660
Quiero decirles que algunas relaciones están destinadas a la toxicidad por mejor voluntad que le pongamos, por más terapia de pareja, compromiso, esfuerzo y demostraciones de amor. Esto es así debido a los perfiles de personalidad de los miembros de la pareja y por la dinámica resultante que hace inviable una relación sana. Aferrarnos a este tipo de vínculos nos pueden costar la salud mental y física.
Empecemos hablando de qué es el narcisismo. Si bien el término es moneda corriente porque se usa frecuentemente en los medios de comunicación y en la conversación de todos los días, me parece necesario definirlo desde la psicología. El Dr Otto Kernberg, un especialista en el tema, habla, por un lado, de un narcisismo normal como fase en el desarrollo del psiquismo sano (Freud, en realidad, fue quien introdujo este concepto) , y por otro, se refiere a un narcisismo patológico, que se caracteriza por ser una forma patológica de amor hacia sí mismo y hacia los otros. En este sentido, el DSM V, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, habla del trastorno de la personalidad narcisista.
Las personas que padecen este trastorno presentan ciertas características. Son autorreferenciales en sus interacciones con los otros. Son la medida de todas las cosas. Tienen una excesiva necesidad de ser cuidados, amados y admirados. Experimentan poca empatía por los sentimientos de los demás. Son profundamente egoístas; siempre sus necesidades son prioritarias aunque el partenaire esté en una situación de vulnerabilidad como puede ser una enfermedad. Con frecuencia envidian a los otros o creen que éstos sienten envidia de ellos. Los vínculos interpersonales que establecen son de explotación o parasitarios. Creen tener el derecho de controlar y poseer a sus “huéspedes” sin sentimiento de culpa alguno. Otra característica importante es que carecen de sentimientos genuinos de tristeza, por lo cual frente a las pérdidas experimentan enojo y resentimiento.
El narcisismo patológico es más frecuente entre los hombres. Y si bien el narcisista es típicamente soberbio y arrogante (igual, ojo, hay algunos narcisistas que se presentan como “víctimas”), las personalidades narcisistas en general poseen profundos sentimientos de inferioridad e inseguridad, como lo señala el Dr Kernberg. Muy en el fondo se sienten personas sin valor, empobrecidas, vacías y siempre relegadas a un costado. Estos sentimientos a veces alternan con fantasías de grandiosidad y omnipotencia, que al mismo tiempo los protegen y los desconectan de la realidad. Aunque a simple vista parecen estar bien adaptados socialmente y con una alta tolerancia a la ansiedad, no tienen la capacidad de lidiar con situaciones frustrantes.
Los narcisistas patológicos rara vez llegan por propia voluntad al consultorio. La mayor parte de las veces son “enviados” por sus parejas, porque los rasgos de carácter arriba descriptos inevitablemente llevan a relaciones crónicamente difíciles. Y es sólo cuando reciben un ultimátum que deciden aceptar o buscar ayuda terapéutica.
Típicamente el primer período en pareja con un narcisista es “soñado”. Por un lado, la persona narcisista hace gala de todas sus armas de seducción, que no sólo incluyen su atractivo físico sino también muestras de afecto físico y verbal. Este es un tiempo de idealización puesto que las personas narcisistas ven en su pareja una inagotable fuente de combustible y se convierten en una extensión de ellos mismos.
Sin embargo, indefectiblemente a esa etapa sigue otra de desvalorización cuando el “huésped” por alguna u otra razón no le es de utilidad ya. Esto puede ocurrir por diferentes causas, por ejemplo, el nacimiento de un hijo, que sacan al narcisista del centro de la escena. El “huésped” entonces destina su libido a otro ámbito y el narcisista siente ese corrimiento como la muerte misma; es casi como si lo dejaran sin oxígeno y pudiera morir asfixiado.
¿Y la pareja de un narcisista patológico es realmente una víctima? A simple vista podríamos decir que sí, pero un análisis un poco más profundo nos puede mostrar que las parejas de los narcisistas son parte de la dinámica patológica del vínculo. “¿Por qué me siento atraída/o por un narcisista?” Esa es una pregunta que debe hacerse el partenaire para empezar a encontrar una salida de una relación tóxica.
En esta dinámica de pareja poco saludable el narcisista está en una situación de poder y el partenaire se coloca en una posición diametralmente opuesta de desempoderamiento. Uno domina y controla, el otro obedece y se subyuga. Pero acá viene la parte interesante, ambos tienen una muy baja autoestima y una enorme necesidad de atención, y eso los hace muy parecidos. Sin embargo, hay una gran diferencia aquí también. Frente a los mismos sentimientos de inferioridad y de necesidad de amor, el narcisista se protege y amuralla. Es como si se prometiera a sí mismo nunca más ser vulnerable frente a ese dolor. El precio es muy alto: la capacidad de amar se pierde o se daña irremediablemente. Las posibilidades de recuperación son pocas.
En el otro extremo la pareja del narcisista está dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de sentirse mejor, con tal de satisfacer esa necesidad de amor. Se hace tan vulnerable al punto de poner en riesgo su propia existencia. Sin embargo, esta misma vulnerabilidad es la que le da una chance de recuperación.
Si crees que estás atrapado/a en este tipo de dinámica, no dudes en consultarnos.
Bibliografía:
Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico, Dr Otto Kernberg
- Published in General